Fukushima

Fukushima: una mirada a diez años del desastre nuclear

Estudios de las autoridades del país asiático, de las Naciones Unidas y otros centros de investigación independientes señalan que los niveles de radiación en Fukushima, serían, en general, más bien bajos y encerrarían poco riesgo para la vida humana. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido y a las sistemáticas labores de limpieza, existe desconfianza y preocupación en la población japonesa.

Un accidente de proporciones

El 11 de marzo del año 2011, hace casi justo 10 años atrás, un terremoto azotó la costa Pacífico de Japón. El movimiento sísmico de 9 grados tuvo su epicentro en el mar de la Región de Tohoku. Minutos después, un tsunami de 15 metros de altura tocó tierra y arrasó con más de 500 kilómetros cuadrados de viviendas e infraestructura pública y privada, saldando un costo en vida humanas de cerca de 20.000 personas.

Pero eso no es todo. El terremoto y posterior tsunami afectaron críticamente a la central nuclear Fukushima Daiichi, lo que, acto seguido, desataría una tercera catástrofe. Con el sismo, la planta reportaría algunos problemas técnicos que se vieron agravados por el ingreso del agua de mar a las instalaciones. Los muros de contención que la central administrada por Tokyo Electric Power Company (TEPCO) tenía dispuestos para este tipo de situaciones, simplemente no pudieron con las enormes olas del maremoto.

Los generadores de emergencia que operaban tras el terremoto y alimentaban bombas que hacían circular un líquido refrigerante que es clave para mitigar los niveles de temperatura en los reactores nucleares, sufrieron severos daños con el ingreso de agua de mar a la central. Al no poder mantener la refrigeración se registraron tres fusiones nucleares, tres explosiones de hidrógeno y la consecuente liberación de contaminación radioactiva al exterior.

Luego del desastre, las autoridades de Japón se vieron en la obligación de erradicar a la población del vasto territorio afectado por la radioactividad. Durante estos últimos diez años, el gobierno ha hecho enormes esfuerzos por limpiar la zona. Específicamente, las labores se han destinado al relleno y almacenamiento del suelo tóxico y, por otra parte, a la limpieza y enfriamiento de los reactores nucleares. Para esta última tarea se han debido utilizar millones de toneladas de agua.

Como resultado de estos esfuerzos, estudios de las autoridades del país asiático, de las Naciones Unidas y otros centros de investigación independientes, señalan que los niveles de radiación en Fukushima, serían, en general, más bien bajos y encerrarían poco riesgo para la vida humana. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido y a las sistemáticas labores de limpieza, existe desconfianza y preocupación en la población japonesa. Preocupación que, además, se extiende de parte de organismos internacionales.

Diez años de esfuerzos

A diez años del accidente nuclear de Fukushima, el gobierno japonés aún mantiene una zona delimitada que es denominada “de difícil retorno”. Esta zona de cerca de 360 km cuadrados cuenta con prohibición de ingreso de personas producto de los altos niveles de radiación. Pero en otros territorios, por ejemplo, en 10 municipios que se encuentran fuera de este perímetro, los antiguos habitantes que han regresado ascienden a menos de un 30% de la población previa al desastre. Esto da cuenta del temor y desconfianza de la población. Y, de paso, han construido entristecedores paisajes que se asemejan a verdaderos pueblos fantasmas.

Pero la preocupación no solo responde a un temor natural de la población, también surge de organizaciones de renombre en materia ambiental como es el caso de Greenpeace. El pasado año, la organización de activistas hizo público su estudio “Radioactividad en movimiento 2020. Recontaminación y efectos relacionados con el clima en Fukushima”. En dicho trabajo señalan que, primero que todo, existiría “evidencia de la recontaminación causada por el tifón 19 (Hagibis) y el tifón 21 (Bualoi) de 2019; que liberaron cesio radiactivo de las montañas boscosas de la prefectura de Fukushima”. Así mismo,

“El estudio, que fue desarrollado durante tres semanas entre octubre y noviembre del 2019 por un equipo de Greenpeace, también identificó puntos críticos de radiación, incluso dentro de la ciudad de Fukushima. La complejidad de la situación radiológica en la prefectura de Fukushima, específicamente en las zonas abiertas y de exclusión en Namie, Iitate y Okuma, lleva a Greenpeace Japón a concluir que los niveles de radicación continúan demasiado altos para el regreso seguro de los miles de evacuados”.

El equipo de Greenpeace  también levantó muestras en la zona en la que se emplaza la villa olímpica o J-Village, concluyendo que los niveles de radiación están fuera de control. Y es precisamente en la prefectura de Fukushima, donde, en unos días más, Japón pretende dar inicio a sus Juegos Olímpicos con el recorrido de la clásica antorcha. ¿La finalidad? Demostrar resiliencia y hasta aparente normalidad.

Sin embargo, esta normalidad queda en rápido cuestionamiento incluso para el mismo gobierno japonés que, por otro lado, no sabe qué hacer con el agua contaminada que se ha utilizado en la limpieza y enfriamiento de los reactores.

Actualmente esa agua se almacena en enormes estanques. Sin embargo, el gobierno japonés reconoce que, en algún momento, probablemente en 2022, deban deshacerse de ella. Y, aunque se barajan distintas alternativas, la más viable parece ser verter esta agua al mar. Agua que, pese a varios procesos de filtrado, está contaminada con un isótopo llamado tritio. Y aunque la comunidad científica señala que este componente es de relativa rápida disolución -12 años promedio-, el anuncio ha causado polémica tanto para los sectores pesqueros como para países que comparten aguas con Japón como es el caso de Corea del Sur.

Con todo, la ciudadanía y los expertos coinciden en que aún se encuentran lejos de una situación de relativa normalidad y asumen que deben pasar más de 30 años para recuperar lo que fueron sus ciudades y, sobre todo, la confianza. Confianza que, en todo caso, con este nuevo desastre, queda sumamente debilitada para la industria nuclear global.


Fuentes utilizadas en este artículo:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56350622

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-49652336

https://es.greenpeace.org/es/noticias/radioactividad-en-movimiento-nueve-anos-despues-de-la-explosion-en-fukushima

https://storage.googleapis.com/planet4-japan-stateless/2020/03/c49a4338-en_fksm2020_web.pdf

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56299630


Acerca del Autor de este Artículo

ANDRÉS FONSECA LÓPEZ

Profesional en Ciencias Sociales, Económicas y Gestión de Proyectos. Licenciado en Filosofía, estudios de Máster en Psicología y posgrados en Trabajo Social, Innovación y Emprendimiento. Especializado en Estudios del Desarrollo, Economía Política, Cooperación al Desarrollo y Derechos Humanos.


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