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Ética en Criminología: los límites de la investigación y el respeto a los derechos humanos


La criminología es una ciencia que busca comprender el delito, sus causas y sus consecuencias. Sin embargo, detrás de cada investigación criminológica existe una responsabilidad moral: la de respetar la dignidad humana incluso cuando se estudian las conductas más oscuras de la sociedad.
En un mundo donde la tecnología permite analizar datos personales, rastrear patrones de comportamiento o elaborar perfiles psicológicos complejos, la ética en criminología se ha convertido en un tema más relevante que nunca.

¿Hasta dónde puede llegar un criminólogo en su investigación?
¿Dónde se traza la línea entre el conocimiento científico y la vulneración de los derechos humanos?
Este artículo explora esos límites, los dilemas éticos del trabajo criminológico y el papel esencial que juega la formación ética en los profesionales del futuro.

¿Qué entendemos por ética en criminología?

La ética en criminología es el conjunto de principios y normas morales que orientan la práctica profesional y académica del criminólogo.
No se trata solo de cumplir leyes, sino de respetar valores universales como la justicia, la objetividad, la confidencialidad y los derechos fundamentales de las personas involucradas en una investigación.

En palabras simples:

La ética en criminología garantiza que el conocimiento sobre el delito no se convierta en un delito en sí mismo.

Por eso, toda investigación criminológica debe regirse por tres pilares fundamentales:

  1. Respeto a la dignidad humana.

  2. Responsabilidad profesional.

  3. Integridad científica.

Los límites éticos de la investigación criminológica

El criminólogo trabaja con información sensible: testimonios de víctimas, datos personales, evidencias forenses, historias clínicas o antecedentes judiciales. Por eso, su labor exige un marco ético sólido que limite el uso indebido de esa información.

1. Consentimiento informado

Cualquier persona que participe en un estudio criminológico debe hacerlo de manera voluntaria y con pleno conocimiento de los fines del proyecto.
Investigar sin consentimiento puede considerarse una vulneración de derechos fundamentales.

2. Protección de datos personales

En la era digital, donde todo queda registrado, el criminólogo debe garantizar que los datos sean anónimos, confidenciales y usados solo para fines legítimos.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea impone estrictas normas que todo investigador debe conocer y respetar.

3. No revictimización

Volver a exponer a una víctima a su experiencia traumática para obtener información puede causar daño psicológico.
Por ello, los profesionales deben evitar entrevistas o técnicas que generen sufrimiento adicional, especialmente en casos de violencia de género, abuso infantil o tortura.

4. Neutralidad y objetividad

El criminólogo no juzga ni condena: analiza y comprende.
Cualquier sesgo político, ideológico o personal puede distorsionar el estudio del fenómeno criminal y conducir a conclusiones injustas o manipuladas.

Ética y tecnología: nuevos dilemas del siglo XXI

La revolución tecnológica ha transformado la criminología. Hoy se usan algoritmos predictivos, análisis masivo de datos y herramientas de inteligencia artificial para prevenir delitos.
Pero estos avances traen consigo nuevos dilemas éticos:

  • ¿Es justo predecir el comportamiento criminal de una persona basándose en datos estadísticos?

  • ¿Hasta qué punto la vigilancia digital invade la privacidad de los ciudadanos?

  • ¿Puede un algoritmo reproducir sesgos raciales o sociales al analizar información policial?

El criminólogo del siglo XXI no solo debe ser analista o investigador, sino también guardián de la ética digital.
Su papel no es solo técnico, sino moral: garantizar que el progreso científico sirva para proteger, no para discriminar o controlar.

Criminología y derechos humanos: una relación inseparable

Los derechos humanos son el núcleo moral de toda acción criminológica.
La investigación del delito no puede justificar la violación de los principios que sustentan la justicia.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y los tratados internacionales posteriores establecen que toda persona, incluso un acusado o condenado, tiene derecho al respeto, la privacidad y un trato digno.
Esto significa que:

  • No puede usarse la investigación científica como excusa para torturar o manipular.

  • Toda recolección de información debe priorizar el bienestar del individuo.

  • Las conclusiones deben presentarse con imparcialidad y sin estigmatizar a colectivos o grupos sociales.

“El criminólogo ético no busca culpables, busca comprender el delito sin perder de vista la humanidad del delincuente y de la víctima.”
Principio de Humanismo Criminológico, INISEG

La formación ética: una necesidad académica y profesional

En instituciones académicas como INISEG, la formación en ética y derechos humanos es un eje transversal de los programas en Criminología, Seguridad y Defensa.
Los futuros criminólogos aprenden a equilibrar la rigurosidad científica con la sensibilidad humana, abordando casos reales bajo una supervisión que fomenta la reflexión moral y el pensamiento crítico.

Las asignaturas sobre deontología profesional, derechos humanos, bioética e investigación responsable son tan importantes como las técnicas forenses o las teorías del delito.
Porque comprender el mal no implica reproducirlo: implica prevenirlo con conocimiento y valores.

Conclusión

La ética en criminología no es una limitación: es su mayor fortaleza.
Investigar el crimen sin ética sería repetir la injusticia que se pretende prevenir.
El verdadero criminólogo moderno no solo busca explicar por qué alguien comete un delito, sino cómo hacerlo sin violar los principios que sostienen la justicia.

En tiempos donde la información y la tecnología avanzan más rápido que la moral, la ética criminológica se convierte en el faro que orienta la ciencia hacia el respeto, la verdad y los derechos humanos.

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